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mayo 27, 2020
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Las camas en la Edad Media eran algo diferentes de las nuestras. En las casas nobles y nobles generalmente había camas comparables a la posterior “cama con dosel”. Estos nichos cerrados por cortinas no servían para garantizar una mayor intimidad o privacidad, sino para protegerse de la luz y, sobre todo, de las corrientes de aire y el polvo que caían de los techos: las habitaciones de invierno tenían muy poco calor.
Pero, ¿cómo se hizo una cama?
La base de la estructura estaba hecha de tablas de madera yuxtapuestas (el antepasado de nuestra cama de listones) o un entrelazado de cuerdas y correas (la red de nuestros tiempos).
Las camas, colocadas en una plataforma de madera para levantarlas del suelo, eran con frecuencia anchas y cortas. Podrían hospedar no solo al esposo y la esposa, sino también a sus hijos y, en algunos casos, a invitados especiales.
Hay quienes sostienen que en la Edad Media los miembros de las clases ricas no dormían acostados sino sentados, con almohadas altas que sostenían el busto y la cabeza. La razón de este hábito era que la posición sentada favorecería la digestión y mitigaría los efectos del reflujo gastroesofágico del cual muchas personas de esa época sufrían de dietas alimentarias desordenadas y la ingesta de alimentos difíciles de digerir.
Muchos autores (Robert Delort, Chiara Frugoni) afirman que los hombres y las mujeres no usaban pijamas o camisones y dormían completamente desnudos. La única prenda nocturna era una gorra, un tocado de tela, generalmente blanco, usado contra el frío y para proteger el cabello de los piojos y las pulgas, que también se usaba durante el día.
El COLCHÓN de los ricos estaba lleno de lana o plumas de ganso; el de la pobre paja o rastrojo.
Dependiendo de la temporada y la clase social, se colocaron sábanas sobre la cama, tapizadas o cubiertas de lana. En Siena se extendió la tradición del cojín en rollo, ahora llamado “francés”, y de las mantas de colores con motivos geométricos que se asemejan al tartán escocés, como es bien sabido en las imágenes (Pietro Lorenzetti – Natividad de la Virgen – Siena, Museo dell ‘ Opera del Duomo; Bartolo di Fredi – Historias de la vida de San Nicola – Poggibonsi, Basílica de San Lucchese; Memmo di Filippuccio – Camera del Podestà – San Gimignano, Museo Cívico).
En las casas del siglo XIII-XIV, el dormitorio era la habitación principal de la casa. Trabajamos allí, recibimos invitados, hablamos. Al costado o al pie del tálamo había un cofre que servía tanto para guardar ropa como para sentarse (los armarios se convirtieron en parte de los muebles para el hogar solo a fines de la Edad Media), mientras que las joyas, el dinero y los documentos importantes eran generalmente se guardan en cajas bien aseguradas, escondidas debajo de la cama.
HOW DID YOU SLEEP IN THE MIDDLE AGES?
The beds in the Middle Ages were somewhat different from ours. In noble and noble houses there were generally beds comparable to the later “canopy bed”. These alcoves closed by curtains did not serve to ensure greater intimacy or privacy, but to shelter from the light and above all from drafts and dust that fell from the ceilings: the winter rooms were very little heated.
BUT HOW WAS A BED MADE?
The base of the structure was made up of wooden planks juxtaposed (the ancestor of our slatted bed) or an intertwining of ropes and straps (the net of our times).
The beds, placed on a wooden platform to raise them off the floor, were frequently wide and short. They could host not only husband and wife, but also their children and, in some cases, special guests.
There are those who argue that in the Middle Ages the members of the wealthy classes did not sleep lying but sitting, with high pillows that supported the bust and head. The reason for this habit was that the sitting position would favor digestion and mitigate the effects of gastro-oesophageal reflux from which many people of that time suffered from disordered food diets and the intake of difficult to digest foods.
Many authors (Robert Delort, Chiara Frugoni) claim that men and women did not use pajamas or nightdresses and slept completely naked. The only night garment was a cap, a cloth headdress, generally white, used against the cold and to preserve hair from lice and fleas which was also used during the day.
The MATTRESS of wealthy people was filled with wool or goose feathers; that of the poor straw or stubble.
Depending on the season and social class, sheets were placed on the bed, fur, padded or covered with wool. Widespread in Siena was the tradition of the roll cushion – now called “French” – and of the colored blankets with geometric motifs that resemble the Scottish tartan, as is well known in the images (Pietro Lorenzetti – Nativity of the Virgin – Siena, Museo dell ‘ Opera del Duomo; Bartolo di Fredi – Stories from the life of San Nicola – Poggibonsi, Basilica of San Lucchese; Memmo di Filippuccio – Camera del Podestà – San Gimignano, Civic Museum).
In 13th-14th century houses the bedroom was the main room of the house. We worked there, we received guests, we talked. On the side or at the foot of the thalamus there was a chest that served both for storing clothes and as a seat (wardrobes became part of home furnishings only in the late Middle Ages), while jewels, money and important documents were usually kept in well-secured boxes, hidden under the bed.